No hay nada más convincente que acompañar un enunciado con un porcentaje que verifique la veracidad de dicho enunciado.
Por eso estamos más que acostumbrados a leer y oír el tanto por ciento de cualquier afirmación, e incluso si llega a faltar la indicación del porcentaje nos suena como algo falso.
Las noticias tanto en la televisión como en formato papel o digital, no dejan de lanzarnos porcentajes de una cosa u otra como certificado de autenticidad, que la mayoría de la audiencia asume sin cuestionarlo. El problema viene de que el mal uso (malintencionado o no) de las estadísticas nos inducen a asumir la mentira o el absurdo como verdadero.
Vamos con un clásico ejemplo, si te dicen que el 90% de las personas que se salvan de un accidente aéreo habían estado atentos a las explicaciones de la azafata (o como le gustan ahora que se las llame, "asistentes de vuelo") sobre las salidas de emergencias y demás, se da por sentado que ese hecho ha sido importante para su salvación. Pero realmente ese porcentaje no dice nada de nada. Para que fuese significativo, habría que saber el porcentaje de los fallecidos en el accidente que prestaron atención a las indicaciones, puede que también fuese del 90%, con lo cual la conclusión cambia totalmente.
Por eso hay que tener cuidado con lo que se está midiendo y comprobar si se mide en toda su amplitud.
Otra cuestión, muy importante a la hora de sopesar la veracidad de una estadística, es tener todos los datos que rodean a la prueba. Por ejemplo, sale en las noticias que el "67% de los encuestados están a favor de tal cosa", y ahí termina su estadística, y nosotros debemos asumir (y normalmente lo asumimos) que la mayoría está a favor de lo que quiera que estuviesen consultando. Pero realmente ese porcentaje así tal cual, no sirve de nada. Porque para que valiese algo, deberían decirnos a cuantas personas se les ha preguntado, a 5 a 20 o a 300. No es lo mismo preguntar una cuestión que afecta a todo el país, a 30 personas que a 30.000. No es lo mismo preguntar en un barrio pobre que en uno rico, dependiendo de la escala social del encuestado sus intereses y prioridades serán unas u otras.
También es importante el modo en que se ha hecho la encuesta. Por ejemplo, se está poniendo muy de moda que en las noticias de la televisión, se haga una encuesta en su página web sobre algo de actualidad y al final del programa decir el porcentaje obtenido. Pero esto tiene varios defectos que lo invalida como prueba de algo. Primero, nunca dicen cuantas personas han hecho la encuesta, segundo el tiempo empleado para recoger la encuesta es muy pequeño y tercero -y más importante- el perfil de los encuestados está muy sesgado. Ya que solo han podido acceder a dicha encuesta quienes tengan un ordenador, tengan conexión a internet y por último estén muy motivados en una u otra posición sobre la encuesta, dejando fuera de la encuesta un abanico amplísimo de individuos que por falta de tiempo, interés, estudios o posición económica les ha sido imposible acceder al cuestionario. Ya me dirás que validez tiene dicha estadística.
Por otro lado, están las malas interpretaciones de los resultados, por ejemplo, si se dice "que el 37% (dato inventado) de los accidentes de trafico son por conducir bajo los efectos del alcohol". ¿Que me dice ese dato por si solo?: Nada. Ya que se le puede dar la vuelta y decir que el 63% de los accidentes se dan por no conducir bajo los efectos del alcohol. Visto de otra forma, estando sobrio tienes más posibilidades de tener un accidente. Obviamente, todas estas conclusiones son absurdas, y las he puesto a propósito para que resulten más absurdas de lo que son, pero esto mismo se puede hacer con otras "deducciones" más sutiles y dejarnos con una información a todas luces errónea.
Además, está la mala fe de los comunicadores de las estadísticas, no de los estadísticos, ojo, que se deben de tirar de los pelos cuando escuchan o ven la forma de suministrar estos fantásticos porcentajes.
Me refiero a que no me merece ninguna confianza un porcentaje dado por cualquier medio de comunicación, donde omiten como mínimo; la cantidad de encuestados, la localización de la población encuestada, el margen de edad, el nivel social, el medio usado para la encuesta y por supuesto, el margen de error de dicha muestra. Y si encima no se indica quien ha hecho la encuesta, me puedo imaginar que -como quien dice- se la han sacado de la manga.
Por eso, es importante que no solo nos quedemos con el dato del porcentaje, sino que nos fijemos en la forma de obtener dicho porcentaje, porque de otra forma (¡en el 98,64536% de las veces! ;) ) no nos estarán diciendo nada.
Por eso estamos más que acostumbrados a leer y oír el tanto por ciento de cualquier afirmación, e incluso si llega a faltar la indicación del porcentaje nos suena como algo falso.
Las noticias tanto en la televisión como en formato papel o digital, no dejan de lanzarnos porcentajes de una cosa u otra como certificado de autenticidad, que la mayoría de la audiencia asume sin cuestionarlo. El problema viene de que el mal uso (malintencionado o no) de las estadísticas nos inducen a asumir la mentira o el absurdo como verdadero.
Vamos con un clásico ejemplo, si te dicen que el 90% de las personas que se salvan de un accidente aéreo habían estado atentos a las explicaciones de la azafata (o como le gustan ahora que se las llame, "asistentes de vuelo") sobre las salidas de emergencias y demás, se da por sentado que ese hecho ha sido importante para su salvación. Pero realmente ese porcentaje no dice nada de nada. Para que fuese significativo, habría que saber el porcentaje de los fallecidos en el accidente que prestaron atención a las indicaciones, puede que también fuese del 90%, con lo cual la conclusión cambia totalmente.
Por eso hay que tener cuidado con lo que se está midiendo y comprobar si se mide en toda su amplitud.
Otra cuestión, muy importante a la hora de sopesar la veracidad de una estadística, es tener todos los datos que rodean a la prueba. Por ejemplo, sale en las noticias que el "67% de los encuestados están a favor de tal cosa", y ahí termina su estadística, y nosotros debemos asumir (y normalmente lo asumimos) que la mayoría está a favor de lo que quiera que estuviesen consultando. Pero realmente ese porcentaje así tal cual, no sirve de nada. Porque para que valiese algo, deberían decirnos a cuantas personas se les ha preguntado, a 5 a 20 o a 300. No es lo mismo preguntar una cuestión que afecta a todo el país, a 30 personas que a 30.000. No es lo mismo preguntar en un barrio pobre que en uno rico, dependiendo de la escala social del encuestado sus intereses y prioridades serán unas u otras.
También es importante el modo en que se ha hecho la encuesta. Por ejemplo, se está poniendo muy de moda que en las noticias de la televisión, se haga una encuesta en su página web sobre algo de actualidad y al final del programa decir el porcentaje obtenido. Pero esto tiene varios defectos que lo invalida como prueba de algo. Primero, nunca dicen cuantas personas han hecho la encuesta, segundo el tiempo empleado para recoger la encuesta es muy pequeño y tercero -y más importante- el perfil de los encuestados está muy sesgado. Ya que solo han podido acceder a dicha encuesta quienes tengan un ordenador, tengan conexión a internet y por último estén muy motivados en una u otra posición sobre la encuesta, dejando fuera de la encuesta un abanico amplísimo de individuos que por falta de tiempo, interés, estudios o posición económica les ha sido imposible acceder al cuestionario. Ya me dirás que validez tiene dicha estadística.
Por otro lado, están las malas interpretaciones de los resultados, por ejemplo, si se dice "que el 37% (dato inventado) de los accidentes de trafico son por conducir bajo los efectos del alcohol". ¿Que me dice ese dato por si solo?: Nada. Ya que se le puede dar la vuelta y decir que el 63% de los accidentes se dan por no conducir bajo los efectos del alcohol. Visto de otra forma, estando sobrio tienes más posibilidades de tener un accidente. Obviamente, todas estas conclusiones son absurdas, y las he puesto a propósito para que resulten más absurdas de lo que son, pero esto mismo se puede hacer con otras "deducciones" más sutiles y dejarnos con una información a todas luces errónea.
Además, está la mala fe de los comunicadores de las estadísticas, no de los estadísticos, ojo, que se deben de tirar de los pelos cuando escuchan o ven la forma de suministrar estos fantásticos porcentajes.
Me refiero a que no me merece ninguna confianza un porcentaje dado por cualquier medio de comunicación, donde omiten como mínimo; la cantidad de encuestados, la localización de la población encuestada, el margen de edad, el nivel social, el medio usado para la encuesta y por supuesto, el margen de error de dicha muestra. Y si encima no se indica quien ha hecho la encuesta, me puedo imaginar que -como quien dice- se la han sacado de la manga.
Por eso, es importante que no solo nos quedemos con el dato del porcentaje, sino que nos fijemos en la forma de obtener dicho porcentaje, porque de otra forma (¡en el 98,64536% de las veces! ;) ) no nos estarán diciendo nada.
3 comentarios:
Muy interesante...Gracias..!
muy bueno jajajajaja
alguien dijo: "las encuestas no están hechas para saber lo que la gente piensa, sino para que la gente sepa lo que tiene que pensar"; huelga mas comentarios...
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