Esta es la historia de un un hombre cansado de la vida, con unos problemas que cree irresoluble y que ha tomado una decisión que no admite vuelta atrás, la de suicidarse. Sabe que su compañero de piso esconde una pistola en algún lado, la busca, la encuentra y la nota algo extraña, pero no le echa cuenta.
Lo que no sabe, es que ese arma es muy peculiar, ya que está regida por la leyes de la física cuántica. Su compañero de piso, físico, la ha modificado de forma que cuando se aprieta el gatillo solo dispara si una partícula subatómica que tiene en su interior, está girando en un determinado sentido. Para este arma ha decidido que si gira hacia la izquierda, la siniestra, entonces dispara.
Debido a las leyes de la física cuántica hay un 50% de posibilidades de que esté girando en un sentido u otro, es decir, cuando se aprieta el gatillo, puede disparar o no.
Nuestro suicida se prepara y aprieta el gatillo. Pero no se dispara. Bueno, ha tenido suerte... o no, según a quien preguntes. Toma aliento, está decidido y lo vuelve a repetir, aprieta el gatillo y nada. Extrañado, vuelve a intentarlo, ya un poco más por curiosidad, pero sigue sin disparar.
Entonces supone que no funciona, apunta hacia otro lado y aprieta el gatillo, y esta vez dispara. No puede creer la mala suerte que tiene. Se vuelve a apuntar hacia la cabeza, se dispone a apretar el gatillo, pero esta vez aprieta una y otra vez, sin parar una docena de veces. Y nada. Apunta hacia otro lado y curiosamente solo dispara al tercer intento. Pero al fin y al cabo ha disparado, ha conseguido dispararla dos veces al menos. Así que no ceja en su intento y continua apretando el gatillo una y otra vez, cada vez más desesperado y sin conseguir suicidarse.
Lo dejamos ahí, intentándolo una y otra vez, y vamos a casa de su vecino y amigo, que estaba al corriente de su estado de animo. Se encuentra leyendo tranquilamente, cuando de repente escucha un disparo y lógicamente se imagina lo peor. Así que sale corriendo y con la copia de la llave que le había dejado, entra en casa de nuestro suicida. Y allí se lo encuentra.... muerto, con un disparo en la cabeza.
¿Pero como puede ser? Si ha realizado dos disparos y entre uno y otro se ha llevado un buen rato intentando pegarse uno. ¿Como puede ser que el amigo, solo haya escuchado un disparo e inmediatamente lo haya encontrado muerto?
Esto no cuadraría en un novela de detectives. Inmediatamente se ve que esto haría aguas por todos lados, ya que no tiene lógica. ¿o si la tiene?. Todo depende de en que mundo nos movamos, o mejor dicho en que realidad nos movamos.
Y es que nos estamos moviéndonos con la física cuántica, la cual es más que curiosa y tiene unos efectos de lo más extraño. Lo que nuestro suicida amigo, intentaba con ese peculiar arma, es un suicidio cuántico. Y no ha podido elegir peor arma, ya que -para él- jamas conseguirá matarse, aunque para los demás sí lo consiga. ¿piensas que otra vez estoy diciendo cosas sin sentido?. Lo explico.
El hecho de que el arma solo dispare si la partícula subatómica, esta girando en un sentido en concreto, hace que tengamos dos posibilidades; dispara si o no.
Cuando aprieta el gatillo la realidad, el universo, se divide para dar cabida a las dos posibilidades. En el primero se pega un tiro, muere y ya no hay más posibilidades. En otro no se dispara y tiene la posibilidad de volverlo a intentar. Así que cuando lo intenta vuelve a dividirse el universo en dos y el proceso se repite infinitamente.
Desde el punto de vista del suicida, cuando muere se acabó, no puede seguir siendo consciente de nada, punto muerto, nunca mejor dicho. Pero para la versión en la que no se dispara, sigue siendo consciente y comprueba que no se ha disparado, al volver a apretar el gatillo, se vuelve a repetir todo otra vez, todas las veces que lo haga. Por lo que a sus ojos, que es la versión que siempre vive, nunca consigue dispararse.
Pero si acudimos a un observador externo, este estará en los dos universos y puede verlo en uno muerto y en otro vivo. Así que en este caso, el amigo que llegó, está en una de las versiones del universo donde la pistola sí había disparado matándolo.
Todo esto no es una loca idea mía, ¡que más quisiera!. Esto es una puesta en escena de un experimento imaginario propuestos por los científicos Hans Moravec (1987) y Bruno Marchal (1988), y desarrollado por Max Tegmark en 1998. Para distinguir entre la interpretación de Copenhague (en donde al final el suicida consigue su objetivo, matarse) y la teoría de los universos múltiples, que tiene como resultado lo anteriormente contado, con nuestro suicida inmortal intentándolo una y otra vez.
El tema también curioso, es que si esto se pudiese llevar a la práctica y tuviésemos además a un voluntario dispuesto a pegarse el tiro (!), podría obviamente, pasar dos cosas: Una, se pega el tiro y vemos como muere. Por lo que no sacamos nada en claro. Y dos, lo intenta una y otra vez, y cuando se cansa de apretar el gatillo y aún sigue vivo, podría pensar que ha tenido una suerte enorme y nunca ha girado la partícula subatómica hacia la siniestra. Por lo que nos quedamos como al principio.
Pero aún así, no deja de ser un ejercicio mental de lo más interesante, si no, prueba a imaginártelo... y si no quieres imaginarlo, puedes leer una novela corta, muy buena, de Edgan Gred, "El asesino infinito", que gira sobre este tema. Que después de haber leído todo lo anterior, se entenderá mucho mejor.
Lo que no sabe, es que ese arma es muy peculiar, ya que está regida por la leyes de la física cuántica. Su compañero de piso, físico, la ha modificado de forma que cuando se aprieta el gatillo solo dispara si una partícula subatómica que tiene en su interior, está girando en un determinado sentido. Para este arma ha decidido que si gira hacia la izquierda, la siniestra, entonces dispara.
Debido a las leyes de la física cuántica hay un 50% de posibilidades de que esté girando en un sentido u otro, es decir, cuando se aprieta el gatillo, puede disparar o no.
Nuestro suicida se prepara y aprieta el gatillo. Pero no se dispara. Bueno, ha tenido suerte... o no, según a quien preguntes. Toma aliento, está decidido y lo vuelve a repetir, aprieta el gatillo y nada. Extrañado, vuelve a intentarlo, ya un poco más por curiosidad, pero sigue sin disparar.
Entonces supone que no funciona, apunta hacia otro lado y aprieta el gatillo, y esta vez dispara. No puede creer la mala suerte que tiene. Se vuelve a apuntar hacia la cabeza, se dispone a apretar el gatillo, pero esta vez aprieta una y otra vez, sin parar una docena de veces. Y nada. Apunta hacia otro lado y curiosamente solo dispara al tercer intento. Pero al fin y al cabo ha disparado, ha conseguido dispararla dos veces al menos. Así que no ceja en su intento y continua apretando el gatillo una y otra vez, cada vez más desesperado y sin conseguir suicidarse.
Lo dejamos ahí, intentándolo una y otra vez, y vamos a casa de su vecino y amigo, que estaba al corriente de su estado de animo. Se encuentra leyendo tranquilamente, cuando de repente escucha un disparo y lógicamente se imagina lo peor. Así que sale corriendo y con la copia de la llave que le había dejado, entra en casa de nuestro suicida. Y allí se lo encuentra.... muerto, con un disparo en la cabeza.
¿Pero como puede ser? Si ha realizado dos disparos y entre uno y otro se ha llevado un buen rato intentando pegarse uno. ¿Como puede ser que el amigo, solo haya escuchado un disparo e inmediatamente lo haya encontrado muerto?
Esto no cuadraría en un novela de detectives. Inmediatamente se ve que esto haría aguas por todos lados, ya que no tiene lógica. ¿o si la tiene?. Todo depende de en que mundo nos movamos, o mejor dicho en que realidad nos movamos.
Y es que nos estamos moviéndonos con la física cuántica, la cual es más que curiosa y tiene unos efectos de lo más extraño. Lo que nuestro suicida amigo, intentaba con ese peculiar arma, es un suicidio cuántico. Y no ha podido elegir peor arma, ya que -para él- jamas conseguirá matarse, aunque para los demás sí lo consiga. ¿piensas que otra vez estoy diciendo cosas sin sentido?. Lo explico.
El hecho de que el arma solo dispare si la partícula subatómica, esta girando en un sentido en concreto, hace que tengamos dos posibilidades; dispara si o no.
Cuando aprieta el gatillo la realidad, el universo, se divide para dar cabida a las dos posibilidades. En el primero se pega un tiro, muere y ya no hay más posibilidades. En otro no se dispara y tiene la posibilidad de volverlo a intentar. Así que cuando lo intenta vuelve a dividirse el universo en dos y el proceso se repite infinitamente.
Desde el punto de vista del suicida, cuando muere se acabó, no puede seguir siendo consciente de nada, punto muerto, nunca mejor dicho. Pero para la versión en la que no se dispara, sigue siendo consciente y comprueba que no se ha disparado, al volver a apretar el gatillo, se vuelve a repetir todo otra vez, todas las veces que lo haga. Por lo que a sus ojos, que es la versión que siempre vive, nunca consigue dispararse.
Pero si acudimos a un observador externo, este estará en los dos universos y puede verlo en uno muerto y en otro vivo. Así que en este caso, el amigo que llegó, está en una de las versiones del universo donde la pistola sí había disparado matándolo.
Todo esto no es una loca idea mía, ¡que más quisiera!. Esto es una puesta en escena de un experimento imaginario propuestos por los científicos Hans Moravec (1987) y Bruno Marchal (1988), y desarrollado por Max Tegmark en 1998. Para distinguir entre la interpretación de Copenhague (en donde al final el suicida consigue su objetivo, matarse) y la teoría de los universos múltiples, que tiene como resultado lo anteriormente contado, con nuestro suicida inmortal intentándolo una y otra vez.
El tema también curioso, es que si esto se pudiese llevar a la práctica y tuviésemos además a un voluntario dispuesto a pegarse el tiro (!), podría obviamente, pasar dos cosas: Una, se pega el tiro y vemos como muere. Por lo que no sacamos nada en claro. Y dos, lo intenta una y otra vez, y cuando se cansa de apretar el gatillo y aún sigue vivo, podría pensar que ha tenido una suerte enorme y nunca ha girado la partícula subatómica hacia la siniestra. Por lo que nos quedamos como al principio.
Pero aún así, no deja de ser un ejercicio mental de lo más interesante, si no, prueba a imaginártelo... y si no quieres imaginarlo, puedes leer una novela corta, muy buena, de Edgan Gred, "El asesino infinito", que gira sobre este tema. Que después de haber leído todo lo anterior, se entenderá mucho mejor.
2 comentarios:
Por favor, no más física cuántica, porque no la entiendo, por mucho que me esfuerce, no me entra.
fisica cuantica es el futuro^^...hechad un vistazo al ultimo crop circle del 15 de mayo...es increible, trae de cabeza a la comunidad cientifica..esta relacionado con la ecuacion euler..no cuento mas mirad vosotros mismos..
http://libertaliadehatali.wordpress.com/2010/05/31/el-crop-circle-matematico-y-una-misteriosa-cuenta-atras/
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