sábado, 16 de enero de 2010

La realidad que nos rodea la percibimos en gran medida por nuestro ojos. Pero, ¿podemos ver la infinidad que nos rodea?

Escalera interior de la Catedral de Salamanca
Se supone que las imágenes que vemos del mundo son infinitas, es decir, si cojo solo el marco de un cuadro y miro a través de él, ¿veré un infinito número de imágenes?. ¿Tendría un infinito número de cuadros?

A priori parece que sí. Podemos tener un cuadro de una montaña, de una flor, de un coche, etc.

Bueno pues según el siguiente razonamiento esto es falso, el número de imágenes es finito, y a partir de un cierto momento tendremos ¡imágenes repetidas! ¿Que como puede ser esto?, pues empezaré explicándolo con un ejemplo simple y luego lo aplicaré a este caso.

Supongamos que en vez de mirar por el marco de un cuadro, el mundo lo percibimos a través de un monitor de ordenador, el cual muestra las imágenes de una cámara digital de vídeo. Es decir, tenemos una cámara sujeta a la cabeza y unas gafas que tienen un monitor en donde vemos el mundo a través de la “percepción” de la cámara.

Si el monitor muestra como en todo ordenador los colores en sus componentes RGB con 256 posibilidades por cada componente, tenemos que cada píxel puede tomar 256*256*256=16.777.216 colores distintos si el monitor tuviese 4 pixels podríamos ver 16.777.216^4=79.228.162.514.264.337.593.543.950.336 imágenes distintas.

Ya se que es una cifra enorme, pero... a partir de este número se repiten las imágenes. Supongo que ya sabes por donde voy, si el monitor es de 1024*768 pixels, tendremos que el número de imágenes que podemos ver es de 16.777.216^(1024*768) imágenes distintas, que efectivamente es una cifra super-mega-astronómica, pero lo importante es que a partir de ese número, ¡¡las imágenes se repiten!!

Es decir, que enfoquemos lo que enfoquemos, después de haber recibido 16.777.216^(1024*768) imágenes distintas, estaremos viendo imágenes repetidas. ¡El mundo infinito lo percibiríamos finito!

Y si esto lo pasamos a nuestros propios ojos, es lo mismo. Nosotros recibimos las imágenes por estímulos en nuestros ojos, y llegando a la escala más pequeña, tenemos un umbral a partir del cual se diferencia una imagen de otra, un quantum por el que un ‘pixel’ es diferente de otro, tenemos un máximo y un mínimo para percibir las longitudes de ondas y la luz la componen fotones que se agrupan en paquetes. Es decir que al igual que en el monitor hay un número de imágenes a partir de la cual es otra vez lo mismo (sí es astronómico, pero por muy grande que sea ¿que es comparado con el infinito?).

Además curiosamente, yendo al primer ejemplo del monitor de 4 pixels, este es capaz de mostrar más de 1.300 millones de imágenes distintas que nosotros identificaremos como iguales, ya que el ojo humano 'solo' puede distinguir 10 millones de colores y como vimos un pixel en un monitor puede mostrar más de 16 millones de colores, de los cuales más de 6 millones son para nosotros iguales.

Es decir, a ‘primera vista’, parece que con estos ojos veremos una infinidad de imágenes y por lo descrito anteriormente 'vemos' que no es así.

Vivimos rodeados de un universo de imágenes infinitas de las que vemos un número finito y luego... a repetir.

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